MAS DE LA MITAD DE LOS DIRECTORES DE TI EUROPEOS ESTIMA EN UN 50% LA PROBABILIDAD DE FALLOS DE NUEVAS APLICACIONES
El 71% de las empresas europeas admiten enterarse de problemas de rendimiento en sus aplicaciones a través de las quejas de sus clientes
• Un 22% de las empresas encuestadas afirma que los fallos de rendimiento de las aplicaciones repercuten de manera directa en su facturación
Madrid, 15 de noviembre de 2006.- Más de la mitad de los responsables de TI de Europa, concretamente un 52%, cree que las probabilidades de que una aplicación tenga fallos tras su puesta en marcha son de un 50%. Esta falta de confianza podría deberse a que un 56% dice carecer de cualquier tipo de metodología formal de gestión del rendimiento en sus organizaciones y un 33% declaran ser ineficientes a la hora de subsanar defectos de rendimiento.
Según Ana Ascasso, Consultora especialista de soluciones Quality Assurance de Compuware España, “cómo asegurar el rendimiento de las aplicaciones no es un tema nuevo, y resulta difícil creer que las empresas se acercan a este tema casi con planteamientos artesanales, sobre todo cuando se ven las consecuencias asociadas a un mal rendimiento. Los responsables de TI necesitan ser pro activos y consistentes a la hora de gestionar el rendimiento, y la única forma es mediante metodologías formales”.
Según el estudio de Compuware, muy pocas organizaciones tienen en cuenta una aproximación estratégica al rendimiento de sus aplicaciones. Concretamente, el 54% de los directivos encuestados reconocen que encuentran problemas de rendimiento inesperados como mínimo en una de cada cinco aplicaciones que se ponen en marcha, es decir, en un 20% o más. Como consecuencias negativas de esta falta de metodología, la más común declarada por las empresas es la ralentización de la disponibilidad de las aplicaciones. Esto ocurre en el 66% de las empresas.
Otra consecuencia, a la hora de poner las aplicaciones en producción, en un 60% de los casos es el no cumplimiento de los estándares de rendimiento acordados en los contratos de nivel de servicio. En un 49% de los casos significa que se sobrepasan los presupuestos, en un 39% malas experiencias por parte de los usuarios finales, y en un 29% se declaran efectos negativos en los sistemas y servicios ya existentes.
Según el estudio de Compuware, un dato muy significativo es el efecto de la falta de rendimiento en el propio negocio de las empresas. Por ejemplo, cuando el rendimiento está comprometido hay una perdida clara de productividad por empleado, al menos eso reflejan un 60% de los encuestados. Según un 78% la satisfacción de los clientes se ve afectada, y un 22% declara que la consecuencia es reducción del volumen de facturación.
Sin embargo, éstas no son las únicas consecuencias económicas para las empresas, ya que un 56% de los encuestados afirma que cuando emerge un empobrecimiento del rendimiento de las nuevas aplicaciones, el nivel de servicio de las ya existentes también se ve afectado y, por lo tanto, los procesos de negocio se ven impactados negativamente. Un 44% declara también que estos fallos suponen gastos no previstos en nuevo hardware.
Según Ascasso, “estas consecuencias admitidas por los encuestados no asombran si tenemos en cuenta como tratan las organizaciones el tema del rendimiento. Lo más asombroso es que el 44% de las empresas no reconocen los perfiles de rendimiento como uno de los pasos críticos en el ciclo de desarrollo de sus aplicaciones, y solamente un perfilado de este tipo permite entender como se va a comportar una aplicación en el entorno real”.
Sólo un 29% de las organizaciones implican por entero al departamento de TI en la gestión del rendimiento, reconociendo así el papel y relevancia que cada una de las diferentes fases (producción, desarrollo y pruebas), juega en este tema. El resto de los encuestados admite asignar sólo a una de estas áreas la responsabilidad, en vez de extenderla a lo largo de todas las áreas.
Según Ana Ascasso, “el rendimiento de las aplicaciones tiene un impacto directo y crítico en las operaciones de negocio y por lo tanto la totalidad del departamento de TI, en vez de un departamento de forma estanca, necesita tomar responsabilidades en esta cuestión”.
Por último, un 71% de los encuestados admiten que ellos dependen de las llamadas al servicio de helpdesk por parte de sus usuarios finales para darse cuenta de que alguna aplicación tiene un problema de rendimiento. Esto significa que las empresas no abordan los problemas de rendimiento de manera proactiva, sino que actúan cuando el problema ya ha ocurrido.
El estudio de Compuware ha sido realizado entre los directores de TI de más de 150 empresas a lo largo de Europa.
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